Versículo base: 2
de Reyes 6:8-23
Al mejor estilo de Hollywood, un
anciano con visibles signos de calvicie, hace su aparición en la ciudad de
Dotán, cercado por un destacamento grande, entre ellos caballos y carros de
combate. Evidentemente, es imposible concebir la idea de contender, la
diferencia es de 2 a cerca de 200 hombres
aproximadamente entrenados para este oficio, sin mencionar que el joven criado
esta aterrorizado y solo exclama a grandes voces - ¡Oh señor! ¿Qué vamos a
hacer ahora?
Al otro lado de la historia, Aram
rey de Siria, espera un comunicado por parte de su unidad militar, camina de un
lado a otro en su sala de juntas, sus ministros le dan palabras de consuelo, -
¡Todo va a salir muy bien!, ¡Enviamos a los mejores hombres!, ¡Ellos no podrán
con nuestros hombres! – sin embargo el rey calla, se detiene y observa por una
de las ventanas de su sala, examina la situación y su rostro profiere angustia,
preocupación y confusión.
De repente fija su mirada en la profundidad
de su extenso jardín, la figura del General de la tropa elite asoma, y detrás de
él, su ostentoso ejercito. El rey curiosea, buscando el rostro del hombre
que ha estorbado en las avanzadas en
contra de su principal enemigo, no obstante su tanteo es inútil, ¡él no se
encuentra allí!
Enfurecido, reúne a su ejército en una
fortificación de defensa adicional, donde nadie pueda escuchar, su intriga lo
desnuda, su general tartamudea y las explicaciones son confusas. Finalmente uno
de sus soldados se arriesga y relata lo que paso…
- - ¡Mi rey! – exclama con respeto – hicimos lo que nos
pediste, cercamos la ciudad y al
amanecer, cuando ellos salieron del campamento nos dispusimos a capturarlo, sin
embargo el anciano expreso unas palabras al cielo y al instante quedamos ciegos…
- - ¿Ciegos? - interrumpe el rey con un fuerte grito de
asombro
- - ¡Si mi rey! – responde el soldado atemorizado –
caminamos guiados por la voz de aquel anciano, y después de unas horas nos
detuvimos y él nuevamente alzo su voz al cielo, y recuperamos la vista, pero… -
el soldado agacha su cabeza, como si el momento fuera terrorífico
- - ¿Pero?, ¿qué paso soldado? ¡habla! – responde el
rey con expectación
- - …pero nos encontrábamos frente al enemigo, sin
armamento y rodeados por ellos, acobardados, pensamos que era nuestro fin, no
obstante nos dieron de beber y de comer y luego nos hicieron regresar aquí mi
señor.
El rey guarda silencio, y manda
retirar a sus soldados, hoy ha sido un día pésimo, solo quiere descansar, no
repetir de nuevo ese desafortunado incidente y mantenerse lejos de esa tierra
considerada enemiga.
Ahora me surgen 2 grandes
preguntas. La 1ª. ¿Quién era el anciano, como para que un rey mande lo
mejor de su ejército a capturarlo?, al fin y al cabo es un solo hombre y anciano, sin olvidar a su temeroso
criado. 2ª. ¿Qué paso para que ellos quedaran ciegos, desarmados, luego de ello volvieran a ver y vueltos a su
casa? ¿No eran enemigos acaso?
La misma historia, se encarga de
darnos el horizonte de estas incógnitas.
- El anciano era mejor conocido como, “El hombre de Dios” (2 de Reyes 6:10), el sucesor de Elías (2 de Reyes 2:15), Eliseo, profeta de Israel. Este hombre que representaba la autoridad de Dios, revelo la conspiración del rey de Siria en contra de Israel. Por lo cual el rey se enfureció y mando a capturarlo. Sin embargo este sabia que él era profeta del único Dios y que podía pasar algo más si mandaba solo a unos cuantos hombres, es por ello que reunió y envió a los mejores y en gran cantidad. (2 de Reyes 6:8-15)
- Eliseo hombre de Dios, vio algo más que su criado Guiezi no miro, un ejército invisible, divisible solo a los ojos de la FE. Eliseo sabía que no estaba solo, conocía a quien servía, comprendía quien era Jehová de los Ejércitos. (2 de Reyes 6:16-17). Pese a eso, siendo el ejército Sirio enemigo de Israel, la más grande lección de humildad y fraternidad la dan al ofrecerles un banquete y perdonarles la vida a aquellos soldados. (2 de Reyes 6:22-23)
Una y otra vez repaso esta historia
y saco la misma conclusión de ella, todos en algún momento enfrentaremos un
situación que nos demande las siguiente cualidades COMUNIÓN, FÉ Y HEROISMO, al
aplicarlas tendremos una victoria inminente respaldada obviamente por Dios, no
obstante nuestro carácter actúa como función principal, ¿No crees que es tiempo
de forjar un carácter de ESCUDERO DE DIOS?
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